martes, 30 de marzo de 2010

EL HOMBRE DE LONDRES (2007)


OBSERVANDO AL OBSERVADOR

El director hungaro Béla Tarr, se hizo notar en la escena mundial con su película Santántangó, sorprendiendo a la critica, no por la duración de esta, que con un metraje de casi siete horas, sino por los planos largos, y muchas veces carentes de diálogos, una cámara envolvente que quiere abarcar todo, desde sus inicios, sus films como Nido de familia, rozan el documental, utilizando actores que no sean profesionales, y con diálogos muchas veces improvisados.

La forma de rodar de Tarr, da un giro radical con La condena, aquí da inicio a los planos secuencias largos, con un movimiento de cámara que se desliza lentamente, la reafirmación de la fotografía en blanco y negro, y ese aire fantasmal que le imprime a sus películas, en el cine de Béla Tarr, el uso de planos secuencias, sirven como una forma de edición, sus films los divide por bloques, y cada bloque es un plano secuencia, es decir en cada escena, la cámara se va moviendo sin que se produzca un corte, por ejemplo en una conversación, esta va girando, no existiendo ningún plano y contraplano, tan sólo el recorrido de la cámara alrededor de los protagonistas.

El hombre de Londres (A Londoni férfi), adaptación de la novela homónima de George Simenon, inicia, como un plano secuencia sensacional de diez minutos, en donde observamos al observador, que es el Maloin, un empleado de la estación de tren, el cual se encuentra en una torre, en donde será testigo de un crimen, con ese movimiento de cámara acostumbrado de ver en el cine de Tarr, y la presencia de la neblina, como un protagonistas muchas veces presente en sus películas, que como ya mencionamos le da un aire casi espectral a las escenas.


Maloin, no sólo será testigo de un crimen, sino que se hará de un maletín lleno de dinero (que fue el motivo del crimen), el cual ocultara, iniciando un duro camino, de culpa y ambición, en donde el dinero, se convertirá es el camino de la libertad, tanto de él como de su familia, especialmente su hija, que quiere que tenga una vida mejor, lejos de la explotación al que es sometida, para poder sobrevivir; pero tendrá que soportar la investigación policial, por un viejo y agudo comisario.

La película tiene reminiscencias del cine negro, pero al estilo del director, en donde el silencio y el movimiento de la cámara, inundará la pantalla, hay una escena que recuerda mucho a la escena final de Los muertos de Lisandro Alonso, en donde la tensión se logra a través de lo que no se ve, la cámara apartar al espectador de lo que ocurre, tan sólo queda la imaginación.

El hombre de Londres, es un trabajo excepcional de Béla Tarr, nuevamente nos transporta a ese mundo tan particular que tiene en su mente, en donde el tiempo parece suspendido con la mirada de su cámara, el caminar de seres fantasmales que quieren continuar viviendo, sin encontrar una razón para ello, se trata de un film altamente recomendable.

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