domingo, 24 de noviembre de 2013

EL PASADO (2013)


CULPA SILENCIOSA

El Pasado, no sólo es la última  película del realizador irani Asghar Farhadi, sino su primer film dirigido en tierras occidentales, con mayor precisión en Francia, esperando que no sea última, ya que resulta interesante verlo desplazarte en otro tipo de ambiente, que no sea la sociedad iraní.

La película, como en todos los filmes del director, empiezan con un conflicto que parece cotidiano, pero que a medida que avanza, se van desmarañando más hilos, tomando otra dirección, existiendo el conflicto moral, en hacer lo correcto con las graves consecuencias que pueda traer esto, recuérdese los finales de A propósito de Ely (2009) y Una separación (2011), en donde los protagonistas se mostraban dubitativos en las decisiones que debían tomar. En esta ocasión no es diferente, los protagonistas se ven sobrepasados en  una situación que se le escapa de sus manos.

La historia nos sitúa en un aeropuerto parisino, en donde la escena inicial vemos a Marie (Bérénice Bejo) esperando a  Ahmad (Ali Mosaffa), quien es su esposo, estando separados por más de cuatros años, por lo que,  ha llegado a París para formalizar los papeles de divorcio. Si bien las conversaciones entre ellos parecen cordiales, existen una especie de resentimiento acerca de su relación que quedo inconclusa siendo muchas veces tensas las escenas entre ellos, esto agregado de los conflicto frecuente que tiene Marie con su hija Lucie, quien pedirá la ayuda de Ahmad para que hable con ella, ya que es la única persona que puede conversar con Lucie ya que se opone al futuro matrimonio con Samir (Tahar Rahim), novio actual de Marie.


A partir de las conversaciones con Lucie, es donde la película se va tornando más sombría, existiendo ese halo de misterio de la películas de Farhadi, de dejar al espectador en una sensación de incertidumbre sobre lo que viene ocurriendo. El director siempre trata de presentar a sus personajes como personas reales con virtudes o sobre todo con defectos, movidos por su egoísmo e inmadurez, ninguno se salva del juicio moral, pero Farhadi, lo que menos busca es ser un dedo acusador,  sino simplemente lo quiere es contar una historia de seres humanos que se sufren y aman.

La forma como Farhadi, le da profundidad a escenas cotidianas, es realmente digno de resaltar, en como sitúa la cámara como un personaje más, en su esmero en el detalle de cada frase dicha o no dicha, en el movimiento de los cuerpos, gestos y miradas, cada personaje se encuentra claramente definido, mostrándonos sus motivaciones. Esto nos habla de un director que no deja nada al azar, siendo un creador total de la historia que nos narra, que nos demuestra una vez que estamos ante un realizador con proyección de maestro.